Francisco de Quevedo y Villegas.
Es el máximo representante del conceptismo. Tiene un estilo basado en: la ironía, parodia, metáforas y juegos de palabras (paronomasias o dilogías). Hace uso de vulgarismos y coloquialismos. Su poesía trata temas (filosóficos, religiosos, morales, amorosos y satíricos).
En sus poemas de tono grave se advierte una temática (amorosa, de desengaño y fugacidad del tiempo o la muerte).
En sus poemas burlescos y satíricos se observa un tono humorístico y a veces pesimista. Son de temática (satírica y costumbrista).
A UN HOMBRE DE GRAN NARIZ
Érase un hombre a una nariz pegado,
Érase una nariz superlativa,
Érase una alquitara medio viva,
Érase un peje espada mal barbado;
Era un reloj de sol mal encarado.
Érase un elefante boca arriba,
Érase una nariz sayón y escriba,
Un Ovidio Nasón mal narigado.
Érase el espolón de una galera,
Érase una pirámide de Egito,
Los doce tribus de narices era;
Érase un naricísimo infinito,
Frisón archinariz, caratulera,
Sabañón garrafal morado y frito.
Este poema tiene una métrica de versos endecasílabos y rima consonante, y una
estructura formal.
El autor muestra su desprecio hacia su antagónico y posterior enemigo Góngora, víctima
de sus ironías y al que ridiculiza y “caricaturiza” de forma nítida, más bien cristalina diría
yo. Podemos apreciar una clara división del poema en dos partes a la hora de analizarlo:
1ª parte (versos del 1 al 11): en la que se observa cómo caracteriza con ironía y crueldad la nariz de un hombre (Góngora). Su nariz es enorme (Érase un hombre a una nariz pegado), feísima y sin parangón (Érase una nariz superlativa)entendiendo por la última palabra el grado de un adjetivo que tiene como intención expresar la idea máxima sobre algo, larga, fea y respingona (Érase un reloj… escriba), de grandes dimensiones (sayón), sobresaliente, puntiaguda, ancha y semejante a la de los judíos (Érase el espolón… narices era).
2ª parte (versos del 12 al 14): se destacan y esclarecen las características con las que dota a la nariz de su antagónico, tales como: enormidad (naricismo infinito), fealdad (caratulera), horrible (garrafal), de mal gusto (morado y frito) y “difícil de mirar” (sabañón). Vemos que la intencionalidad del poema es la de enojar, ridiculizar y humillar a Góngora, desde el primer verso, considerándolo el más suave de todos, hasta el último, siendo los versos gradual y progresivamente hirientes, culminando con la peor de las humillaciones de la época (comparación del antagónico con los judíos con los que Quevedo hace compartir algunos rasgos en su poema) en una sociedad llena de prejuicios donde no había cabida para la tolerancia racial y el antisemitismo estaba a la orden del día, siendo inconcebible cualquier tipo de vínculo entre un castellano y un judío.
Como conclusión diré que en este poema del autor barroco, podemos apreciar lo crítico que era con la época que le tocó vivir, donde la decadencia política, social y económica se hacía patente, todo ello debido aparentemente a su amargura de cojo resentido y que alivia satirizando en sus poemas de la forma más cruel defectos físicos y morales, ya sean de individuos o colectivos. Además gustaba de abusar de forma despiadada en sus poemas de: mujeres (especialmente de las mayores que quieren parecer más jóvenes), calvos, matrimonios, y cornudos, entre tantos otros, siendo objeto de crítica y burla en sus composiciones.
"Amor constante más allá de la muerte"
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora a su afán ansioso lisonjera;
Mas no, de esotra parte, en la ribera,
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
Venas que humor a tanto fuego han dado,
Medulas que han gloriosamente ardido:
Su cuerpo dejará no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
El análisis de este poema lo he aceptado como un reto personal debido a la dificultad que entraña hacerlo, me aventuro a dar mi particular visión del mismo, al margen de que sea o no correcto. Como tampoco sé si lo son al 100% los demás, aunque estoy más segura de ello.
Este soneto presenta una estructura de versos endecasílabos y rima asonante. Y su temática es la muerte, que se muestra como elemento que separa cuerpo y alma, aunque según el autor y su forma de contarlo en esta composición no puede romper el fuerte vínculo existente de ambos, por lo que sobrevive a la muerte.
Podemos apreciar lo hermoso que es, así como también lo difícil de su interpretación (ppor lo menos para mí) por la complejidad de su forma, palabras precisas, escas ornamentación y un claro y puro conceptismo.
Según mi criterio, en este poema se hace una descripción de la pasión amorosa de forma sutil a la par que abstracta. Haré una diferenciación entre las tres partes en las que me dispongo a dividir el poema.
1ª parte (versos del 1 al 4): se expresa la llegada de la muerte (postrera sombra) y el deseo de que llegue para poder conseguir un amor que se le presenta como algo inalcanzable.
2ª parte (versos del 5 al 8): se hace referencia al proceso de olvido a que es sometida el alma cuando abandona el cuerpo tras la muerte (mas no, de esotra parte, en la ribera, Dejará la memoria) y cómo su alma (llama) tras la muerte (agua fría) no olvidará su pasión amorosa, como tampoco probablemente el cuerpo en que habitó (nadar… ley severa).
3ª parte (versos del 9 al 14): aparece la palabra dios que según creo significaría amor, que ha hecho prisionera al alma y las venas serían un símil de la pasión amorosa, por ejemplo cuando coloquialmente decimos que algo o alguien nos corre por las venas o que nos hierve en la sangre, significa que ese algo o alguien nos importa de verdad y nos gusta (Alma… ardido).Y finalmente (cuidado) nostalgia que siente el alma al separase del cuerpo(su cuerpo… enamorado); (polvo/ ceniza) que asociamos con la desintegración del cuerpo, por ejemplo cuando decimos polvo al polvo y cenizas a las cenizas cuando alguien se muere; y (polvo enamorado) que se corresponde con el sentimiento de unión amorosa inseparable entre cuerpo y alma y que experimentamos incluso después de la muerte.