La lírica barroca.
Representa la ruptura del equilibrio renacentista mediante dos tendencias: el culteranismo, representado por Luis de Góngora, y el conceptismo por Francisco de Quevedo. Ambos poetas mantuvieron gran rivalidad y junto con Lope de Vega, se consideran los principales autores de la lírica barroca. Aunque destacan algunos otros como los hermanos Argensola (escuela aragonesa) y autores de la escuela sevillana como Rodrigo Caro y Andrés Fernández de Andrada (Epístola moral a Fabio).
Características.
Mostraba los contrastes característicos de la época. Y su temática trataba sobre el desengaño o la muerte, aunque también se desarrolló una tendencia poética de carácter humorístico y satírico. El Barroco admite una gran variedad de asuntos destacando sueños y mitología.
En lo referente a las formas, se caracteriza por la alternancia de métrica culta (soneto), y literatura popular (romances y coplas). Los autores cultos crean obras en estilo tradicional. Durante la época se desarrolló el Romancero Nuevo. Así pues, los géneros y la métrica siguen siendo esencialmente los mismos que en el Renacimiento.
Además se caracteriza también por la originalidad y el ingenio, mediante el uso de recursos retóricos, por lo que a veces resulta oscura y difícil.
Culteranismo y conceptismo.
Culteranismo: movimiento que persigue la belleza formal, mayor expresión cuidado del lenguaje y léxico detallado que resaltan la luz y el color.
Conceptismo: recursos de ingenio (juegos de palabras y dobles sentidos) y de otro tipo (ironía, paradoja, antítesis), incluso la caricatura.