En estos tiempos, la poesía tenía una intención didáctica (las fábulas se crean para dicho fin) y utilitaria que defiende a capa y espada el “buen gusto”, siguiendo formas clasicistas y normas neoclásicas. Y había diversidad temática: pastoril, amor, amistad y el vino. Mantiene un tono gracioso, sensual y delicado. Se pueden diferenciar varios tipos:
posbarroca, neoclásica (imitación de naturaleza para el deleite) y prerromántica;  cultivándose: oda, sátira, epístola e idilios. Destacan algunos autores como: Leandro Fernández de Moratín, Torres Villarroel, Tomás de Iriarte y Félix María de Samaniego.

FÁBULAS DE IRIARTE Y SAMANIEGO.

El burro flautista TOMÁS IRIARTE
Cerca de unos prados
que hay en mi lugar,
pasaba un borrico
por casualidad.
     
Una flauta en ellos
halló, que un zagal
se dejó olvidad
por casualidad.
     
Acercóse a olerla
el dicho animal,
y dio un resoplido
por casualidad.
     
En la flauta el aire
se hubo de colar,
y sonó la flauta
por casualidad.
     
«¡Oh!, dijo el borrico,
qué bien sé tocar!
¿Y dirán que es mala
la música asnal?»
     
Sin reglas del arte
borriquitos hay
que una vez aciertan
por casualidad.

Tiene la métrica, rima y forma característica de los poemas de esta etapa, al igual que el estilo y la temática, que en este caso es de animales. Se trata de una fábula de Iriarte que todos hemos leído o escuchado alguna vez, en algún momento de nuestra infancia, ya sea en el colegio o contada por nuestros abuelos. Simplemente, por el hecho de intentar enseñarnos algo de utilidad a la hora de afrontar diferentes situaciones que se nos pueden presentar en la vida y donde, podemos aplicar lo que nos enseña. Por lo que deduzco este poema tiene una intencionalidad didáctica y el autor, intenta enseñar  y transmitir ciertos valores morales al lector mediante una moraleja, que en este caso se trata de hacernos respetar por la valía personal de cada uno, sin importar nuestra cuna.


La gallina de los huevos de oro
FELIX MARÍA DE SAMANIEGO

Érase una gallina que ponía
un huevo de oro al dueño cada día.
Aun con tanta ganancia mal contento,
quiso el rico avariento
descubrir de una vez la mina de oro,
y hallar en menos tiempo más tesoro.

Matóla, abrióla el vientre de cortado;
pero, después de haberla registrado
¿qué sucedió? que muerta la Gallina,
perdió su huevo de oro y no halló la mina.
¡Cuántos hay que teniendo lo bastante
enriquecerse quieren al instante,
abrazando proyectos
a veces de tan rápidos efectos
que sólo en pocos meses,
cuando se contemplan ya marqueses,
contando sus millones,
se vieron en la calle sin calzones.

Esta fábula de Samaniego, al igual que la anteriormente expuesta, tiene también la métrica, rima y forma característica de los poemas de esta etapa, al igual que el estilo y la temática, que en este caso es de animales que se presentan como protagonistas.
Por todos es conocida puesto que es similar a la anterior, siendo una de las más populares además. Como no podía ser de otra manera, tiene una intención didáctica y de inculcar ciertos valores morales, que hartas veces se pierden por una u otra razón, sin importar el perjuicio causado a otras personas, y más en la sociedad actual que se configura como egoísta e insolidaria, por lo general, y en la que debemos sobrevivir como podemos. Por lo que nos viene bien tener adquiridas este tipo de lecciones aplicables en nuestra vida cotidiana y múltiples situaciones que se presentan como inesperadas. Deduzco (como puede hacerlo cualquiera) que la moraleja que el autor nos quiere transmitir es, que la avaricia rompe el saco (ya que veces la ambición del ser humano no conoce límites y nos vemos tentados) siendo mejor en muchas ocasiones conformarnos con lo que tenemos, aprendiendo a ser más conformistas.


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