LA NIÑA DE PLATA
Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto,
burla burlando van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy a la mitad de otro cuarteto,
mas si me veo en el primer terceto
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce y está hecho.
Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto,
burla burlando van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy a la mitad de otro cuarteto,
mas si me veo en el primer terceto
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce y está hecho.
En este poema observamos algunos rasgos característicos del Barroco (métrica culta).Por su métrica vemos que se trata de un soneto. Y algunos propios del autor, que abraza dos movimientos de esta etapa, el culteranismo (belleza formal y cuidado del lenguaje) y el conceptismo (centrada en el contenido y el ingenio) que se ve claramente con los juegos de palabra que se emplean. Se trata de una poesía de inspiración culta, ya que tiene como tema el cuidado de métrica y lenguaje, destaca la originalidad con que describe esta métrica mediante: juegos de palabras y un lenguaje sencillo, lo que potencia su expresión dotándolo de luz y de color.